Conforme al marco jurídico vigente, cada operación minera cuenta con una concesión o permiso emitido por la autoridad competente (Comisión Nacional del Agua) para el aprovechamiento del agua, el cual se emite en función de la disponibilidad de dicho recurso en la zona donde se lleva a cabo la operación.
De acuerdo con el Registro Público de Derechos de Agua (REPDA) de la CONAGUA, 76% del agua en México está concesionada para uso agrícola, 14% para abastecimiento público; 5% para el sector energético; y 5% para el sector industrial. El volumen concesionado al sector minero afiliado representa un estimado del 0.35% del volumen total nacional.
El agua juega un rol esencial en la industria minera-metalúrgica dado que se utiliza para el procesamiento de minerales, reacciones químicas, enfriamiento de equipos industriales, control y prevención de emisiones (supresión de polvos), transporte de jales y servicios generales (consumo e higiene del personal).
El consumo de agua de la industria minera afiliada a CAMIMEX en 2021 se desglosa de la siguiente manera:
Las empresas afiliadas a la CAMIMEX implementan circuitos cerrados para el manejo de aguas de proceso, con la finalidad de reutilizarla y evitar descargas; cuando no es posible evitarlas, su calidad cumple con los límites establecidos en la normatividad aplicable. Actualmente, la industria minera trabaja para alcanzar la meta de “cero descargas”.
Las empresas mineras implementan acciones encaminadas a reducir el consumo de agua de primer uso mediante estrictos controles y a incrementar el consumo de agua residual tratada en sus operaciones. Las aguas residuales tratadas son utilizadas principalmente en el riego de áreas verdes, procesamiento de minerales, control de generación de polvos (riego de caminos) y enfriamiento de equipos.
En cumplimiento a la normatividad y a las condicionantes establecidas en sus autorizaciones, las empresas mineras analizan de manera periódica la calidad del agua por medio de laboratorios externos acreditados por la Entidad Mexicana de Acreditación a través de pozos de monitoreo y aguas arriba y abajo de las corrientes superficiales; además realizan mantenimientos preventivos y revisiones periódicas a sus instalaciones para prevenir fugas o derrames.
* Incluye aguas de servicios sanitarios de las operaciones, comedores, campamentos y, en algunos casos, de las aguas grises o negras de los municipios.